Piénsalo: los reposabrazos son esa parte del sofá donde apoyas el mando, el móvil, la cabeza, los codos, una bandeja con palomitas… y a veces, incluso al gato. Es lógico que, con el tiempo, empiecen a mostrar señales de batalla.
Pero no te preocupes. Aquí te contamos cómo cuidar los reposabrazos de tu sofá para que no parezcan salidos de una película de guerra doméstica.
¿Por qué se desgastan tanto los reposabrazos?
Porque lo tocamos TODO EL TIEMPO. Apoyamos peso, rozamos con la ropa, comemos encima… y eso, repetido día tras día, pasa factura. Además, es una zona que absorbe mucho roce y grasa corporal, incluso sin que nos demos cuenta.
Y si tienes niños, mascotas o visitas frecuentes, la cosa se acelera. (Sí, lo sentimos: los suegros también cuentan como “factor desgaste”).
Claves para prevenir el desgaste (y alargar la vida del sofá)
1. Usa fundas o protectores
Sí, puede parecer obvio, pero no lo es tanto. Existen fundas específicas para reposabrazos que protegen sin estropear la estética del sofá. Y si además combinan con tu decoración, doble victoria.
Puedes optar por fundas lavables, de tejidos suaves o incluso acolchadas para más confort.
2. Elige materiales resistentes desde el principio
Si estás pensando en renovar sofá, piénsalo bien: los materiales marcan la diferencia. Las telas con tratamiento antimanchas, los tejidos técnicos o las microfibras son súper resistentes al desgaste.
En Maxsofa te podemos asesorar sobre qué tapizado es mejor si buscas durabilidad.
3. Evita apoyar objetos duros o calientes
¿Dejas siempre el móvil, el libro o la taza de café en el reposabrazos? Mal asunto. Eso, a largo plazo, puede deformar o dañar el tejido.
Un pequeño truco: pon una bandeja auxiliar o una mesa pequeña al lado del sofá. Ganarás en orden… y tu sofá te lo agradecerá.
4. Limpieza regular (pero con cariño)
No hace falta frotar como si no hubiera un mañana. Usa un paño suave ligeramente húmedo, sin productos agresivos. Si el sofá es de piel o polipiel, hay cremas y sprays específicos para hidratar y proteger.
La clave está en ser constante: una limpieza ligera cada semana puede hacer maravillas.
BONUS: el truco anti-roce definitivo
Gira los cojines y cambia de sitio los elementos móviles del sofá cada cierto tiempo. Así, el desgaste se reparte y no se concentra siempre en el mismo punto.
Los reposabrazos no tienen por qué ser las víctimas silenciosas de tu sala de estar. Con pequeños gestos y un poco de cariño, pueden mantenerse como nuevos durante años.
Y recuerda: en Maxsofa tenemos sofás pensados para vivir, disfrutar… y aguantar. Así que, si el tuyo ya pide relevo, pásate por nuestra web o ven a vernos.